Deliciosas tartaletas con crema de vainilla

Si estás buscando algo que se vea lindo, que sepa bien y que no te quite media tarde, esta receta de postre casero te va a funcionar. Son tartaletas frías, con base de galleta y una crema de vainilla suave que se hacen sin complicaciones. No necesitas horno ni correr a la tienda a conseguir ingredientes, con los que tienes en tu alacena salen, lo mezclas, lo enfrías y listo.
Este es el tipo de postre que no te va a costar trabajo y que vas a disfrutar muchísimo.
Para preparar este rico postre necesitaremos:
Para la base:
1 ½ taza de galleta molida tipo digestiva
5 cucharadas de mantequilla derretida
1 cucharada de azúcar (opcional)
Para la crema de vainilla:
1 taza de leche
1 yema de huevo
1 cucharada de fécula de maíz
2 cucharadas de azúcar
Un chorrito de Vainilla Molina
¼ de taza de crema para batir o yogurt natural
Para decorar (opcional):
Fruta fresca
Ralladura de limón o un poco de canela
1. Mezcla la galleta molida con la mantequilla derretida hasta formar una masa húmeda.
2. Divide la mezcla en moldes individuales de tartaleta o uno grande. Presiona bien con los dedos o con el fondo de un vaso hasta formar una base compacta.
3. Refrigera por al menos 15 minutos mientras preparas la crema.
4. En una ollita, mezcla la leche, la fécula de maíz y el azúcar a fuego medio, revolviendo constantemente.
5. Agrega la yema batida sin dejar de mover. Cocina hasta que espese ligeramente.
6. Retira del fuego y échale un chorrito de Vainilla Molina y, si usas, la crema para batir o yogurt. Mezcla hasta que esté suave.
7. Deja enfriar a temperatura ambiente unos 10 minutos.
8. Rellena cada base con la crema de vainilla.
9. Lleva al refrigerador por al menos 1 hora para que cuaje bien.
10. Justo antes de servir, decora con fruta fresca o un poco de ralladura de limón si te gusta el contraste.
Una vez que las prepares, puedes dejarlas listas en el refri y disfrutar de un postrecito rico. Ahí van a estar, listas para cuando llegue el antojo o ese momento de “necesito algo dulce”. Y si decides compartirlas, prepárate, porque seguro alguien te va a preguntar cómo las hiciste. Mejor ten la receta a la mano, porque es de esas que se ve más complicada de lo que realmente es… y sí vale la pena repetirla.